«Runner, runner», una película capaz de cambiar leyes
ABC — Este viernes se ha estrenado en España la película «Runner, runner», con Ben Affleck y Justin Timberlake enfrentados en una partida virtual más entretenida que profunda. Pero más allá de sus valores cinematográficos (enlazo aquí mismo la crítica), la cinta tiene al sector del juego de uñas y podría afectar incluso a la legislación sobre la materia en Estados Unidos.
Este viernes se ha estrenado en España la película «Runner, runner», con Ben Affleck y Justin Timberlake enfrentados en una partida virtual más entretenida que profunda. Pero más allá de sus valores cinematográficos (enlazo aquí mismo la crítica), la cinta tiene al sector del juego de uñas y podría afectar incluso a la legislación sobre la materia en Estados Unidos.
Aviso a los navegantes: si sigues leyendo, puedes descubrir cosas del argumento que quizás prefieras no saber.
En «Runner, runner», el brillante y algo sobrado Justin Timberlake se juega el dinero de la matrícula de Princeton en las mesas y, por supuesto, le limpian la banca. Lejos de culpar a la varianza (al principio se lo plantea), el hombre descubre que ha sido timado y se larga de un minuto para otro a Costa Rica, donde está instalada la empresa responsable. Allí logra en cuestión de segundos organizar un encuentro con el jefazo. Ben Affleck, que da vida al magnate Ivan Block, entiende sus quejas a la primera y no sólo le ofrece un cheque para devolverle el dinero, sino un trabajo dentro de la organización.
Hasta aquí todo es pasablemente inverosímil, pero es entonces cuando empieza la parte chunga de verdad. Sobornos, violencia, corrupción política y policial, prostitución y toda clase de vicios asoman por la pantalla para animar al espectador lo que queda de metraje. El panorama es, para cualquier observador, el de una industria podrida, que sólo trae problemas allá donde aparece.
Sin entrar a valorar lo acertado o exagerado del retrato, queda claro que al sector la película le sienta como una garrapata en la ingle. Con motivo de su estreno, la American Gambling Association ha lanzado una campaña de publicidad que ha llegado a televisión, Google, Twitter, Facebook y el portal de cine IMDb, para que todo el mundo sepa que la cinta es un «cuento con moraleja». Justo ahora el Congreso estudia legalizar de nuevo el juego online en los Estados Unidos y los intereses que se mueven son estratosféricos. En España no ocurre, pero en cuanto un usuario de allá teclea el título de la película, se le dispara en la pantalla el anuncio de la AGA. Incluso han montado una web bajo el lema «A veces los villanos de las películas son de verdad».
Los guionistas, David Levien y Brian Koppelman, reverenciados hasta ahora por haber escrito «Rounders», se han visto sobrepasados por la controversia. Por si acaso, han pedido disculpas y asegurado que su argumento no tenía vocación de parábola política. Pero a la AGA también le han salido competidores, que no sólo defienden lo que cuenta el filme, sino que califican los anuncios en contra de «tramposos». Según la Stop Predatory Gambling Foundation, no hay razón alguna para pensar que las empresas de juego offshore vayan a desaparecer sólo porque se legalice el juego por internet en EEUU.
Como se sabe, allí el juego por internet está prohibido, excepto en tres Estados (New Jersey, Delaware y Nevada). Luego llegaron el Viernes Negro y otros cataclismos para el sector, lo que no ha impedido que los estadounidenses supongan el 10 por ciento del mercado mundial, gracias a las empresas que operan de forma alegal desde fuera de sus fronteras. Es curioso que en una guerra en la que se maneja tanto dinero, con lobbys que apoyan a uno y otro bando, una «simple» película pueda despertar tanta controversia. Sobre todo cuando no es buena.
«Runner runner»: ¿Qué apostamos?
La Razón — Que el cantante Justin Timberlake está intentando por todos los medios cimentar una carrera cinematográfica «seria» resulta innegable; he ahí «La red social», «Bad teacher», «Con derecho a roce»…. Aunque otra cuestión sea que con irregulares o deficientes resultados, como éste que nos ocupa hoy titulado «Runner runner» («Corredor de corredor» en español literal). El chico encarna esta vez a Richie, un universitario, ya crecidito un tanto si me apuran, de Princeton que pierde todo su dinero para pagar la matrícula al jugárselo durante una noche en una página de poker online. O sea, diecisiete mil dólares a la basura vía internet. Pero el joven, hijo de un veterano ludópata que ha perdido hasta la camiseta, está seguro de que ha sido timado,y no se le ocurre otra salida que viajar hasta Costa Rica(me gustaría saber quién le prestó el dinero, qué valor) en busca del propietario de la web. Al que encuentra en un pis pás y que se llama Ivan Block (Ben Affleck con cara de Ben Affleck), un ambicioso encantador de serpientes del que llegará a convertirse en mano derecha. Vivir para ver, para ganar muchos dólares, aunque esté manchados de negro, y pegarse la gran vida. El FBI, en concreto un agente negro que no sabe lo que significa tomarse un respiro en el curro, persigue a Block porque sabe que no es trigo limpio, mientras el «pupilo» se enamora de la ex novia de este mafioso y paulatinamente va descubriendo el verdadero rostro de su otrora venerado maestro.
El arranque de este thriller perezoso no está mal pero, pronto, comenzamos a olernos el pastel y los tópicos sobre filmes parecidos van cayendo encima de la narración como aldabonazos. Rodeado de corruptos por todas partes (algún costarricence puede acabar un poco mosqueado, allí no se salva ni Blas), el protagonista intenta zafarse de la espesa malla de criminales y, de paso, salvar el pellejo propio, que corre el peligro de perder hasta que desembocamos en un final para el que el director nos tenía bien entrenados: la exuberante chica no tiene dudas, el malvado Block tampoco, el redimido Richie ni lo piensa, y en un variopinto retruécano del guión, cada uno consigue lo que merecía. Menos el espectador, claro, que acaba un poco defraudado. ¿Apuestan algo a que acierto?
Runner Runner, con Justin Timberlake y Ben Affleck
PokerNews España — Cada viernes, un nuevo grupo de películas se estrenan nacionalmente. Esta semana, la tan anticipada película de póker, Runner Runner, que tiene como estrellas a Ben Affleck y Justin Timberlake, será estrenada en la gran pantalla en cines a través de todo Estados Unidos. La información disponible antes del estreno ha hecho que los jugadores de póker critiquen su historia del póker online.
Para aquellos que no estén familiarizados con Runner Runner, que está calificada como una película R por su lenguaje y algo de contenido sexual, y su argumento es el siguiente de acuerdo a 20th Century Fox:
«El estudiante de posgrado de Princeton Richie (Timberlake), pensado que ha sido estafado, viaja a Costa Rica para hacer frente al magnate del juego online Ivan Block (el primer papel de malo de Affleck en toda su carrera). Richie se ve seducido por la promesa que la hace Block de grande riquezas, hasta que descubre la cruda realidad de la mano de su benefactor. Cuando el FBI intenta obligar a Richie a ayudarles a pillar a Block, Richie se enfrenta a su mayor apuesta: intentar sobreponerse a dos partes que quieren darle caza».
La película también tiene actores como Gemma Arterton, Anthony Mackie, Bob Gunton, y Sam Palladio. Runner Runner fue escrita por los guionistas que se hicieron famosos por la película de póker Rounders, Brian Koppelman y David Levien, y está dirigida por Brad Furman, quien puede que sea más conocido por dirigir The Lincoln Lawyer.
Tuve la oportunidad de ver la película en su estreno mundial en Las Vegas, y voy a decirles a los pesimistas que no es tan mala. Runner Runner es un thriller entretenido, y aunque el póker es uno de los temas principales de la trama, no es del todo importante en el esquema general de lo que ocurre en la película. Los guionistas han dicho repetidamente que Runner Runner no era de ninguna forma Rounders 2, y no estaban mintiendo. Si recuerdo correctamente, no hubo ni una mano de póker en la película, que tiene una duración de 91 minutos.
Mi mayor preocupación sobre Runner Runner era saber si iba a perjudicar a la industria del póker con una mala imagen. La película no le hace ningún favor al póker (sin contar que presenta el juego a millones de los fans de Timberlake y Affleck), pero creo que tampoco le daña. Creo que todavía es muy pronto para saberlo, pero mi impresión inicial es que no le hace ningún daño. La película está centrada en el trasfondo de corrupción del póker online, pero no sugiere que siempre haya corrupción en el póker online.
Runner Runner alivio mis preocupaciones en relación al póker rápidamente, y después de eso, me di cuenta de que me gustaba lo que estaba viendo. ¿Va a ganar algún premio de la academia? Claro que no, pero si estás buscando una película entretenida — y un poco adornada — entonces puede que quedes contento gracias a un buen guión y unas buenas interpretaciones.
Affleck es uno de los hombres más populares en Hollywood ahora mismo, y de alguna manera, esta película está por debajo de sus posibilidades. Sin embargo, se conoce el gusto por el póker de Affleck (ganó el California State Poker Championship en 2004 ganando 356.400$), por lo que no es una sorpresa verle involucrado en una película sobre el juego que antes amaba.
Ben Affleck as Ivan Block.
Affleck hace un buen trabajo en el papel de Ivan Block, sus primer rol de villano (sin contar Mallrats), y verle en la pantalla fue entretenido. Su personaje — quien tiene algunas frases memorables — es la encarnación de la codicia y la corrupción, pero se mostró afable, manipulador, cómico y amenazador al mismo tiempo. Fue una actuación diabólica y me encantó. No puedo evitar pensar que Affleck se basó en algunos de los personajes más infames del póker (por ejemplo, Russ Hamilton, los fundadores de Absolute Poker, etc.), y esa pudo ser su manera de escupir en la cara de la industria. Recuerda, Affleck perdió mucho dinero después de que fuera engañado en Ultimate Bet hace unos años. Sea cual sea el caso, me gustaría ver a Affleck en el papel de villano más a menudo.
Mientras tanto, Timberlake hizo una actuación convincente en el papel del astuto protagonista. Antes del estreno mundial, el director alabó la ética de trabajo de Timberlake y dijo que era el «hombre que más duro trabajaba en todo el set». Desde su exitosa actuación en The Social Network, la carrera de actor de Timberlake ha seguido creciendo. Su papel en Runner Runner no se parecía al papel anterior de Sean Parker que había hecho, pero es otro paso al estrellato de Hollywood (¿Aunque cuánto más puede subir? Ya es uno de los hombres más potentes en la industria de la música).
Otros rápidos comentarios de las demás actuaciones:
Gemma Arterton lo clava como Rebecca Shafran, la mujer protagonista de la película. Se puede decir que es relativamente una novata, pero está claro que tiene un futuro muy promotedor.
Anthony Mackie tiene el papel de un agente del FBI que parece creer que el fin justifica los medios. Mackie sigue impresionando y es otro actor al alza. Dentro de poco se unirá al universo Marvel como The Falcon en la próxima Captain America: Winter Soldier.
David Costabile (quien hace el papel de Gayle en Breaking Bad), Sam Palladio y Bob Gunton — todos son buenos actores — tenían pequeños papeles en la película, ya que solo tuvieron una escena cada uno. Es una pena no ver más de su talento.
«Runner Runner»: La taponera
El Séptimo Arte — En la jerga del poker, por lo que leo (que mis conocimientos sólo alcanzan para perder sin honra), normalmente se dice runner-runner para describir una mano que fue conseguida gracias a ligar las cartas correctas tanto en el turn como en el river. O lo que es lo mismo, se refiere a cuando tenemos una mano que depende de que te sean favorables las dos últimas cartas de la mesa. Este es uno de esos términos de Poker que si buscas en el diccionario poco o nada te van a aclarar. Todo lo contrario que con la última película de Brad Furman, película tan clara y evidente que prácticamente viene a ser como jugar con las cartas boca arriba (y sin necesidad de esperar hasta el final para conocer tu suerte).
Richie, estudiante de Princeton (Justin Timberlake), cree que ha sido estafado y viaja a Costa Rica para enfrentarse al magnate de las apuestas online Ivan Block (Ben Affleck). Richie es seducido por Block con la promesa de una inmensa fortuna, hasta que descubre la inquietante verdad sobre su benefactor. Cuando el FBI intenta coaccionar a Richie para cazar a Block, Richie se enfrentará a la mayor de las apuestas: intentar ser más habil que los dos mundos que le acorralan. Esta es su sinopsis oficial, y si en ella echan en falta el nombre de Gemma Arterton no se preocupen, es más que nada porque su personaje es un mecanismo de guión tan evidente que siquiera merece estar en la misma… de la misma manera que Arterton merece mejores fondos en los que lucir palmito. Poderoso caballero es Don Dinero.
No hay mejor definición posible para ‘Runner Runner’ que la expuesta en el primer párrafo: leída su sinopsis viene a ser como jugar con las cartas boca arriba. No tiene por qué ser necesariamente malo, si bien el hecho de que el realizador Brad Furman no se guarde ninguna carta en la manga, aunque sea un dos de mierda, sí transmite dicha sensación. Porque uno espera, quien lo diría, que en un juego como es el cine la «casa» haga «trampas» para «ganar». Sin embargo en una película como ‘Runner Runner’ se diría que se trata más de no perder. Brad Furman cumple. Justin Timberlake cumple. El del catering… también cumple. Todos cumplen menos su eslogan, «engañar o ser engañado». En ‘Runner Runner’ no hay engaño, siendo este quizá un spoiler que por contra puede ayudar, si procede, a ver la cinta sin que la desilusión cause decepción.
Jugando con las cartas a la vista no hay más emoción que la de descubrir un guión, claramente formulaico, con la misma claridad con la que un buen profesor lo expondría en una pizarra. Las normas están claras y la partida se desarrolla con simpleza, siendo que como ya demostró con ‘El inocente’ Furman es un buen director… para lo que podríamos considerar la Liga Adelante de Hollywood. La 2ª división. ‘Runner Runner’ se mantendría en Segunda y hacia la mitad de la tabla sin problemas. Un apaño que aporta la garantía de lo que, en resumen, vendría a ser un filme correcto. Simplemente correcto. Tanto que es incapaz de causar emoción alguna en el rostro de un Ben Affleck que, posiblemente, se tiro todo el rodaje pensando en sí el traje de Batman llevará pezones o no…
La banca se lo lleva todo
Las Provincias — Dúo de estrellas masculinas para un thriller relacionado con el mundillo del póker online, en el que algunos hacen fortuna, en especial los administradores de las páginas en las que se juega. Justin Timberlake interpreta a un universtiario que pierde con este juego de azar el dinero reservado para su matrícula. Cuando descubre que el sitio web está alojado en Costa Rica se dirige hasta allí para enfrentarse al magnate de los pasatiempos online, Ivan Block, encarnado por Ben Affleck. Sintiéndose timado, el estudiante reclama lo que es suyo pero el millonario le convierte en su mano derecha seduciéndole con promesas de inmensas riquezas.
La cosa se complica cuando el FBI trata de coaccionar al protagonista para que les ayude a arrestar al ricachón, acusado de extorsión y sobornos. En la partida también interviene una femme fatale, la jefa de operaciones de Block, interpretada por la voluptuosa Gemma Arterton. «Rebecca es impredecible y casi malvada», confiesa la actriz británica. «‘Runner Runner’ la película trata del poder, la riqueza y la avaricia. Sentía curiosidad por el deseo de Rebecca de vivir en este mundo, que es indicativo de cómo muchas mujeres creen que deben actuar como hombres para conseguir el éxito».
Affleck, muy criticado últimamente por internautas fanáticos desde que se anunció que sería el nuevo Batman (rol que, al menos físicamente, le va como anillo al dedo), también gozó en su papel de villano. «El objetivo ahora es conseguir dinero rápido a cualquier precio. Los valores actuales son pisotear al prójimo», filosofa. «En algunos círculos está bien visto y es merecedor de premios».
Produce Di Caprio
Dirige Brad Furman, especializado en thrillers como ‘The Take’ o ‘El inocente’, y en la producción participa Leonardo DiCaprio. Llamará la atención entre los no aficionados al póker el título de la película, ‘Runner Runner’, que es una expresión inglesa desconocida salvo para los jugadores experimentados. En la variante Texas hold ‘em del póker, se reparten dos cartas a cada jugador, que las guardan para sí mismos. Después, se ponen tres cartas boca arriba sobre la mesa, también conocidas como el ‘flop’. Por último, se ponen boca arriba una cuarta carta, ‘turn’, y la quinta, ‘river’. A veces, un jugador consigue la jugada que quería con estas dos últimas cartas; esto se conoce en inglés como ‘runner runner’.
La película se rodó en el estado Libre Asociado de Puerto Rico, que hizo las veces de Costa Rica, escenario elegido por los guionistas. No obstante el espacio más extravagante empleado es la lujosa hacienda de Block, cuyo edificio principal lo describe Affleck como «un gran monstruo blanco con un ambiente ‘Scarface’; bastante apropiado para el personaje. Coge a un chico de 18 años y dale 20 millones de dólares en metálico y terminarás con una fiesta con un montón de mujeres con ropa ajustada, todo el alcohol que quieras y un salón de juego noche tras noche sin parar. Ése es el mundo que vemos cuando entramos en la vida de Block».
Casino (online)
El Correo — Desconfíen de la urgencia del título porque ‘Runner, runner’ es un ‘thriller’ con mucho menos fondo físico del que aparenta. Es ágil en los primeros metros, maneja con fluidez un par de trucos de timador callejero, pero se desinfla de un plumazo, tan pronto como se hace evidente que su envoltorio no es más que una simple invitación a una timba para jugadores inexpertos.
Gemma Arterton es el gancho con curvas, Ben Affleck y Justin Timberlake los trileros, y Brad Furman el director que recoge el encargo de unos ejecutivos que han visto en él a la marioneta apropiada para pulir el brillo de una mano fallida de estrellas. Notarán un profundo aroma a ‘Rounders’ con fuertes guiños a ‘Ocean’s Eleven’, cierto, porque tras la pantalla se ocultan David Levien y Brian Koppelman, guionistas habituales de Steven Soderbergh (‘Ocean’s Thirteen’, ‘The Girlfriend Experience’), y expertos en documentar las turbias atmósferas de unas mesas de poker clandestino que ahora han dado el salto al universo digital.
¿Qué o quiénes dirigen los casinos virtuales que operan bajo banderas de conveniencia? ¿Cómo funcionan los entresijos de uno de los negocios más lucrativos de la era online? Efectivamente, en ‘Runner, runner’ no hallarán respuesta, pero sí un farragoso divertimento cosido a la medida de Justin Timberlake, otro Eddie Felson wannabee que cae en las redes de un villano de las apuestas interpretado con desgana por Ben Affleck. A nadie le amarga un dulce, y mientras Furman se esmera en exhibir sus mejores piruetas con la cámara, el espectador traga con el showroom de coches deportivos, ropa cara y mujeres florero que llenan la pantalla. Hasta aquí llegan Furman y la película, el resto son vaguedades, ángulos muertos y diálogos vaciados de cualquier atisbo de sustancia dramática.
flrorencia Juego en el trópico
El Nuevo Día — El drama de suspenso Runner Runner llega a las salas locales cargado con recursos que buscan presentar una historia bastante convencional y familiar en algo nuevo y del momento.La forma fácil de clasificar el filme sería una versión tropical de Wall Street (1987) con las apuestas en internet sustituyendo el drama detrás de los sube y baja de la bolsa de valores. Y aunque este filme sí logra capturar el espíritu seductor y corrupto que llega con el exceso de dinero y privilegios, el filme no tiene ni una pizca de la crítica social que logró que el clásico de Oliver Stone de los ochenta fuera pertinente en su época y décadas mas tarde.
Al igual que su protagonista, un joven universitario de recursos limitados que trata de ganar dinero cobrando comisiones de juegos de póquer virtuales, Runner Runner se concentra en lo básico y en lo superfluo.
La producción ejecuta de forma promedio la historia de un joven que tiene que escapar de las garras de la corrupción. Pero fuera del suspenso básico de cómo exactamente va a lograr Justin Timberlake salir de la red criminal en la que lo ha atrapado Ben Affleck, el filme no se molesta en lidiar con las implicaciones emocionales y morales de la historia.
Como consecuencia, la película logra ser entretenida pero tiene muy poco peso dramático.
La trama de Runner Runner gira alrededor de Richie Furst (Timberlake) quien decide tratar de pagar por su matrícula en Princeton apostando todos sus ahorros en un juego de cartas cibernética. Cuando el protagonista descubre que hubo negocios turbios en las apuestas que lo dejaron sin dinero, este decide ir a reclamarle directamente a Costa Rica a Ivan Block (Affleck), el magnate que ha sostenido su fortuna dominando los portales cibernéticos de apuestas. Cuando el protagonista llega al paraíso de Block y le muestra las debilidades de su compañía, este rápidamente se olvida de Princeton y acepta un trabajo que lo dejará con millones en su cuenta de banco en menos de un mes. Pero no todo lo que brilla es oro y nuestro héroe no tarda en enterarse que toda la riqueza de Block está ligada a actividades ilegales.
Aunque el guión del filme tiene varios problemas, su defecto más grande reside en la forma que ha sido concebido el protagonista. La forma en que está diseñada la jornada de este héroe es una parábola moral donde descubre el lado oscuro del exceso y la corrupción. Pero de la forma que está escrito el personaje, y con Timberlake interpretándolo, su supuesto conflicto interno no registra. El personaje es mucho más creíble como un joven sin escrúpulos que no tiene ningún problema en renunciar a su educación privilegiada para apropiarse de la novia y de la fortuna de su jefe corrupto.
Por su parte, Affleck tiene la oportunidad de divertirse en su rol, pero nunca logra conectar por completo con la oscuridad de su personaje. Se nota que el actor quiso resistir todas las oportunidades de comportarse como un villano típico. Esto es completamente respetable, pero con el nivel superficial de este libreto no es del todo acertado.
Fuera de los personajes centrales, el resto de los roles apenas son bocetos. Ni siquiera tienen la oportunidad de registrar como caricaturas o cliché. El único requisito para que Gemma Arterton pueda interpretar su rol, la mujer deseada por el héroe y el villano, es verse bien en trajes para fiestas lujosas.
Un «personaje» que sale mucho mejor en pantalla es el uso de las localizaciones de Puerto Rico para representar a Costa Rica. La ambientación tropical le da un voltaje de energía que la película no tiene en muchos otros departamentos.
Justin Timberlake y Ben Affleck protagonizan «Apuesta Máxima»
RPP — A estrenarse el 03 de octubre en Perú. Con la creencia de que ha sido estafado, Richie (Justin Timberlake), estudiante graduado de Princeton, viaja a Costa Rica para enfrentarse al magnate de apuestas en línea Ivan Block (Ben Affleck). Richie se deja seducir por la promesa que Block le hace de obtener una inmensa fortuna, hasta que se entera de la perturbadora verdad concerniente a su benefactor. Cuando el FBI intenta obligar a Richie para que les ayude a acabar con Block, Richie se enfrenta a la apuesta más grande que jamás le haya tocado realizar: intentar ser más hábil que las dos fuerzas que lo acechan.
Richie está en búsqueda de una nueva versión del sueño americano: una riqueza fácil, instantánea e ilimitada. Richie, que alguna vez ocupó un puesto idóneo en Wall Street, perdió todo cuando el mercado se colapsó y ahora está comenzando desde cero, y con muchos apuros para pagarse su escuela de posgrado. Después de ser engañado por un sitio de apuestas en línea y ver desaparecer el dinero que tenía para su educación, Richie vuela a Costa Rica para enfrentarse a la leyenda de las apuestas detrás del sitio: Ivan Block.
Block queda impresionado con la sabiduría de Richie y decide ponerlo bajo su resguardo, una vez que le promete enseñarle a Richie cómo funciona todo. Poco tiempo después, Richie se enamora de la socia de Block —la sofisticada Directora de Operaciones Rebecca Shafran (Gemma Arterton) — y le da la bienvenida a un mundo que ve todas sus fantasías convertirse en realidad. Pero Richie aprende al poco tiempo que a Block lo buscan por estafa, extorsión y corrupción, y que el agente especial del FBI Shavers (Anthony Mackie) está obsesionado con llevar ante la justicia a Block y asociados. Block decide aumentar los riesgos y hacer de Richie el chivo expiatorio.
Con Shavers ya muy cerca de él, Richie deberá encontrar la manera de mantenerse un paso adelante de Block y Shavers —o de arriesgar un futuro tras las rejas.
La industria de las apuestas por Internet genera al año múltiples billones de dólares, con clubes en lugares exóticos ubicados en Centro y Sudamérica, el Caribe, Asia, Europa y Dubái. Donde estos centros de apuesta han brotado, los casinos tradicionales le han seguido, y la opulencia que generan en ocasiones hacen ver pequeña a la meca estadounidense de apuestas de Las Vegas. Si bien esta ciudad tiene ganancias anuales de aproximadamente $6 billones de dólares, los crecientes sitios en línea de apuestas y casinos de Macao —una isla tropical a unas cuantas horas de Hong Kong— obtuvieron de manera conjunta $44 billones de dólares de utilidad en el 2011. Las prácticas comerciales en estos lugares exóticos son, en el mejor de los casos, turbias; es de nueva cuenta el viejo oeste, pero en vez de pistolas, estos criminales ejecutivos utilizan complejos algoritmos.
A pesar de los riesgos —estadísticos y criminales— las apuestas en línea cuentan con un sinfín de atractivos. Hoy, en el mundo después de la debacle económica, la gente joven tiene menos oportunidades de trabajo que nunca. Pero eso no ha afectado en lo absoluto su deseo de volverse ricos rápidamente. Esta generación —consumidores desde una temprana edad— está acostumbrada a obtener lo que quieren, cuando quieren, con tan sólo el clic de un mouse. Se ven proyectados en supuestos líderes del mundo comercial, que se dedican a tomar atajos moralmente sospechosos —por no decir ilegales— y se preguntan, «Si ellos pueden hacerlo, ¿por qué yo no?».
En ese sentido, APUESTA MÁXIMA es un relato aleccionador acerca de los peligros de obtener el dinero fácil y de la ambición desmedida.
«Runner Runner»: un correcto Justin Timberlake, el único que se salva
Ahora Valencia — Lo que tenía que haber hecho a los diez minutos de empezar la película, salir corriendo. Dirigida por Brad Furman (El Inocente, 2011) e interpretada, mejor dicho mal interpretada, por un soso Ben Affleck, Gemma Arterton como florero y un correcto Justin Timberlake, el único que se salva y el más creíble en su papel dentro de este thriller típico y lleno de tópicos.
La trama nos cuenta como RichieFurst (Justin Timberlake), un estudiante de la Universidad de Princeton que pierde el dinero que necesitaba para su matrícula al apostarlo en el póquer online. Descubre que el sitio le ha estafado y decide acudir a Costa Rica para pedirle a su dueño, el millonario Ivan Block (Ben Affleck), que le devuelva su dinero, pero termina convirtiéndose en su discípulo y mano derecha. La relación entre ambos, que transcurre sin pena ni gloria, alerta a un agente del FBI (Anthony Mackie) que intenta utilizar a Furst para detener a Block. Hasta aquí poca cosa.
Una de las aberraciones más pasmosas es mostrar a Costa Rica, la democracia más longeva de América Latina, un país que no tiene ejercito y que es un ejemplo económico y social para toda latinoamérica, como una auténtica república bananera, sucia y corrupta. Después tenemos la aburrida interpretación de Affleck, no le quito méritos por Argo o The Town, donde demuestra que cuando dirige también sabe interpretar, pero es tan aleatorio encontrar una buena interpretación que tiemblo al pensar en lo que puede mostrarnos como el futuro Batman. Gemma Arterton como si no apareciese, no aporta nada su personaje y Justin hace bien su papel pero creo que mal dirigido, entre ellos no hay química, uno no se cree su relación.
La narración es muy pobre y cae en los tópicos de varias películas con la misma temática. El guión se llena de términos inteligibles que no aportan nada.
Y el final es de traca.
Runner Runner: ¿Quién timará a quién?
Hobby Consolas –El talludito Justin Timberlake es en Runner Runner Richi Furst, un peculiar estudiante aventajado de la Universidad de Princeton que previamente ha trabajado en Wall Street. Trabaja como relaciones públicas de una web de apuestas que se dedica a desplumar a incautos y, cuando el rector le pilla, el mensaje es muy claro: o lo dejas o te vas de la universidad.
De esta forma y para tratar de salvar su vida académica, decide apostar todos sus ahorros en un juego de póker online y pierde hasta el último centavo. Indagando descubre que el sitio web está alojado en Costa Rica y decide viajar allí para enfrentarse a su dueño, el millonario Ivan Block (Ben Affleck).
Contra todo pronóstico, Furst termina convirtiéndose en su discípulo y mano derecha. La relación entre ambos alcanza un punto álgido mientras un agente del FBI (Anthony Mackie) intenta utilizar a Furst para detener a Block. ¿Se mantendrá fiel a su mentor?
Cara de póker: ésa es la jeta que se le queda al espectador después de ver un thriller construido sin ninguna pasión, ritmo ni elegancia. Los tópicos se suceden uno tras otro tanto en la trama del juego on-line como en la manida subtrama romántica lastrando la atractiva posibilidad de realizar un discurso constructivo acerca de la realidad del mundo de las apuestas a través de Internet que apuntan los primeros minutos de metraje.
Respecto a esta cuestión, la película tampoco le da pie al espectador a sentirse implicado en el juego de cazar a Block y sus argucias para estafar a sus clientes, ya que la terminología que utilizan para referirse a las tasas de acierto, porcentajes estadísticos y muestreos de partidas, se utilizan como floritura y poco más, sin hacer partícipe de lo que verdaderamente sucede al que está frente a la pantalla. ¡Pues vaya!
Los personajes resultan tan planos y carentes de interés como el flojísimo guión firmado a cuatro manos por Brian Koppelman y David Levien y que, para colmo de males, tampoco es que encuentre en el apartado técnico un aliado: la fotografía deja bastante que desear empastando las imágenes que a menudo resultan demasiado oscuras y la banda sonora no ayuda en nada a engrandecer una historia de por sí articulada con poco atino.
El tándem Timberlake/Affleck no rezuma ni pizca de chispa ni siquiera cuando pretenden ser contendientes en una especie de rivalidad entre gallitos por hacerse con el corral. Es como ver peleando a dos cervatillos, no sé si me explico.
Y, hay que decirlo, tiene delito tener a Gemma Arterton y no mostrarla guapa ni en un solo plano… Tampoco es que su personaje sea excesivamente interesante, pero, al menos podrían haberle sacado un poco de partido a su presencia, porque ni femme fatale ni niña mala ni nada de nada. Y eso que se supone que es la cofundadora del imperio de Block.
Entre el puñado de secundarios destaca Anthony Mackie, a quien hemos visto recientemente en Dolor y dinero y que rezuma la simpatía con la que debería seducirnos el protagonista de la historia. Pero lo cierto es que Timberlake resulta bastante antipático y la evolución de su personaje tampoco dice mucho a su favor.
En suma, un thriller sin estrella al que le falta carisma y fuerza ya desde su propia concepción, con un final predecible y un cazo de más de lo mismo, pero peor. Brad Furman se ha marcado un buen farol eligiendo un reparto atractivo, aunque esta vez no nos la ha colado. Y eso que dicen que siempre gana la banca.
Apuesta Máxima
La Nación — En algún momento, pasados los primeros veinte o treinta minutos de «Apuesta Máxima», el espectador podría preguntarse porqué ninguno de los personajes del film habla. No es que se trate de una película muda, un raro experimento salido de Hollywood, sino que es difícil decir que las palabras que salen boca de los personajes puedan ser confundidas con conversaciones reales o al menos realistas. Una metáfora detrás de la otra, anécdotas y fábulas con moralejas torcidas o una cadena de alegorías que reemplazan el diálogo verdadero. Y, por ende, en lugar de personajes, la trama está repleta de estereotipos que se la pasan explicando por qué viven como viven y hacen lo que hacen. Como si quisieran convencer a los espectadores de que si escuchan todos sus argumentos en algún momento empezará a importarles su suerte.
Y de eso se trata gran parte de la historia, de la suerte o la falta de ella, del azar frente a la estrategia aplicada a las partidas de póquer online, una ocupación que puede salvar o arruinar a quien se involucre en ella. En eso está, metido hasta el cuello, Richie Furst, un estudiante de posgrado de Princeton que para pagarse su carísima estadía en la prestigiosa universidad trabaja como promotor de un sitio de apuestas, atrayendo a sus jóvenes compañeros, que pasan más tiempo jugando que estudiando.
Arrinconado por el decano Richie, se jugará todos sus ahorros en una última partida de la que, previsiblemente, saldrá mal parado y que, imprevisiblemente, lo llevará a Costa Rica. Tierra prometida para los emprendedores de las apuestas al límite de lo legal, allí se encontrará con Ivan Block, quien dirige el negocio, una especie de rey Midas tan seductor como peligroso que lo convencerá de las bondades de sumarse a sus filas.
A diferencia de lo que sucede en la música, Justin Timberlake (que interpreta al joven estudiante en quiebra) en el cine no logra encontrar el papel que lo afirme como un protagonista capaz de llevar adelante el peso dramático de la historia. Opaco y sin espacio para desplegar el carisma que suele mostrar en roles más acotados o más livianos, tampoco cuenta con un guión que sostenga su interpretación. Bastante más cómodo se lo ve en pantalla a Ben Affleck como Ivan, el villano que, para que nadie dude de su tendencia al desequilibrio, tiene cocodrilos como mascotas.
Las escenas que comparten Timberlake y Affleck dan indicios de que podría haber sido una película más interesante, algo que ni el director Brad Furman (Culpable o inocente) ni los guionistas Brian Koppelman y David Levien (Ahora son 13) lograron. Tal vez estaban demasiado ocupados mostrando a los habitantes de Costa Rica como criminales, policías corruptos y brutales, prostitutas o mendigos o buscando las muchas y repetitivas maneras de utilizar el póquer como una metáfora de la vida.
Nuestra opinión: regular
Jugadas poco novedosas
INFOnews — Richie Furst (Justin Timberlake) forma parte de la élite que asiste a la universidad estadounidense de Princeton, pero el muchacho tiene su lado oscuro y un día pierde el dinero de su matrícula en un juego de póker online. Convencido de que fue estafado, y perdido por perdido, Richie viaja a Puerto Rico, donde está asentado el centro mundial de apuestas en la Web, sin un plan demasiado claro pero dispuesto a reclamarle lo suyo a Ivan «El Mago de Oz» Block (Ben Affleck), dueño del portal de apuestas.
El estudiante, apenas llega, se ve deslumbrado por el paraíso de lujo, chicas y poder en el que vive Ivan y pronto, no sólo recupera su dinero, sino que acepta ser algo así como el discípulo del mandamás global de las apuestas a un clic, convirtiéndose rápidamente en su mano derecha.
Tercer largo de Brad Furman, un director de la industria que cumplió con lo justo en Venganza sin tregua (2007) y Culpable o inocente (2011), aquí pone piloto automático para cumplir con un thriller no demasiado inspirado sobre el universo de las apuestas –ahora mucho más rentable gracias a la globalización vía Internet–, que tiene como centro la vieja fórmula del maestro y el alumno que se sacan chispas hasta que el benjamín da el paso inevitable para superar a su mentor y luego, convertirse en su peor adversario.
Las alternativas del juego por dinero siempre fueron una cantera para extraer todo tipo de material cinematográfico como El golpe, Apuesta final, La casa del juego o Dos por el dinero, sólo por nombrar un puñado de títulos. Lo cierto es que la película de Furman cumple apenas con lo mínimo, con una historia muy transitada entre dos generaciones, dos maneras de ver el mundo, una chica que se disputan ambos (Gemma Arterton, muy desaprovechada), en un thriller sin garra que anuncia cada una de sus jugadas –por si fuera poco, con una irritante voz en off–, la cuestión moral entre hacer o no lo correcto, y la atracción de dos estrellas como Timberlake aquí flojito, como sin convicción en el protagónico, y Affleck, que sin ser un gran intérprete, está bastante convincente como el expatriado y cínico empresario de las apuestas enterrado en una lujosa jaula de cristal en el sudoroso Caribe.
Apuesta Máxima es un producto que, además de no aportar nada novedoso al género, tampoco se preocupa en tomar lo mejor de las películas que abordaron el tema del juego, dando como resultado un relato simplón y moderadamente entretenido.
BUENA
El estafador atrapado entre dos fuegos
El País Uruguay — Producida por Leonardo DiCaprio, la película cuenta las peripecias del universitario Timberlake, quien tras ser timado a través de un sitio de apuestas «on line» viaja hasta Costa Rica para enfrentar al hombre que lo estafó (Ben Affleck). Para su sorpresa, en lugar de recibir el dinero de vuelta o una paliza, Timberlake se encontrará con una propuesta de trabajo: Afleck le propone que sea su colaborador, y le promete lujo y riqueza. Hay empero alguna oscuridad por atrás de esa seductora oferta. Y eso es solo el principio. Cuando el FBI trata de coaccionar a Timberlake para que les ayude a arrestar a Affleck, aquél se verá enfrentado a la partida de su vida: ser más hábil que las dos fuerzas que lo acosan.
Placeres
En declaraciones de prensa, Timberlake ha manifestado su satisfacción por protagonizar una historia donde Internet juega un papel fundamental. «Internet nos ha permitido acceder a todo más rápido», asegura el actor y músico. «Yo crecí entre los 80 y los 90, cuando Internet casi no había nacido. Pero ya existía la Bolsa, donde te podías hacer rico igual de rápido».
Más allá de que su personaje tome malas decisiones, Timberlake no cree que sea un villano. «Sentí que era un buen chico y eso es lo que normalmente buscas a la hora de interpretar un papel. Richie siempre está tratando de hacer lo correcto», sostiene, agregando que si hubiera estado en su situación, «probablemente habría hecho lo mismo que él, podría coincidir en muchas decisiones, así que no me sentí sobreactuado».
Timberlake razona que el cine más interesante de hoy intenta superar el clásico estereotipo de los «buenos» contra los «malos». Las fronteras son difusas, y nadie, piensa él, despierta todas las mañanas pensando «soy una mala persona». Esa es la manera errónea de interpretar un personaje, añade.
Uno de los placeres de Timberlake fue poder trabajar junto a Affleck, a quien considera «un cineasta brillante». Apuesta mortal fue rodada antes de Argo, y a diferencia de ese film ganador del Oscar no fue dirigido por Affleck, quien se limitó a participar como actor. Affleck y Justin nunca habían actuado juntos, y este último sostiene que fue «muy divertido».
«Nos divertimos mucho grabando juntos. No dejamos de bromear y reírnos durante los rodajes y creo que eso se nota fuera de las cámaras», reconoce Timberlake.
Antecedentes
No se trata de una superproducción (costó menos de 25 millones de dólares), aunque el nombre de DiCaprio entre los productores, la ascendente popularidad de Affleck (sobre todo tras dirigir Desapareció una noche, Atracción peligrosa y Argoy haber sido elegido para interpretar a Batman en la secuela de El Hombre de Acero) y la admiración adolescente por Timberlake (quien además ha estado también en algún film «oscarizable» como La red social) le otorgan a priori cierta «clase». El director Furman tiene por lo menos un antecedente interesante: el policial Culpable o inocente. Es cierto que ahí tenía una carta a favor suplementaria: su punto de partida era una novela del formidable Michael Connelly.
Película modificada en el cuarto de montaje
El rodaje de «Apuesta mortal» parece haber sido algo borrascoso, y Ben Affleck puso en juego su profesionalismo para que las cosas no se salieran de su cauce. Tras quedar insatisfecho con la versión inicial, insistió en reunirse con el montajista William Goldenberg, doblemente nominado para los últimos Oscar por La Noche más oscuras y Argo, para pulir el material antes de su salida al público. Oficialmente, los créditos del film acreditan a Jeff McEvoy como editor, pero las malas lenguas hollywoodenses aseguran que las eventuales mejoras son atribuibles a Goldenberg.
Es una vieja historia hollywoodense, por supuesto. Cuando Stanley Kramer y su equipo vieron la primera versión de A la hora señalada (un aburrimiento de dos horas y media: hay DVD que lo prueba) se la entregaron a Elmo Williams, quien cortó, pegó y llegó a los 83 minutos que conocemos.
«Apuesta Máxima»: la traición está latente entre Timberlake y Affleck
La Gaceta, Argentina — Tenemos a Richie Furst (Justin Timberlake), joven graduado de Princeton que ambiciona ser millonario pero no tiene un dólar en el bolsillo. Y tenemos a Ivan Block (Ben Affleck), el magnate que atrae a Richie al paraíso en el que vive en Costa Rica con la promesa de enriquecerlo si trabaja para él. ¿Qué admira Block de Richie? Su extraordinaria capacidad para jugar al póker. En el medio están Rebecca (la bellísima Gemma Arterton) y los agentes del FBI que siguen la pista de los negocios turbios de Block. Son varios los fuegos entre los que Richie queda atrapado.
Así plantea Brad Furman este thriller con mucha acción, vueltas de tuerca y la sensación de que todo el mundo está dispuesto a la traición. Es otro empujón a la imparable carrera de Timberlake, empeñado en consolidarse como una estrella. Para eso se mantiene permanentemente ocupado y captura proyectos de envergadura (como «Inside Llewyn Davis», de los hermanos Coen), «Curvas de la vida» (la chance de trabajar con Clint Eastwood) o «El precio del mañana» (de Andrew Niccol).
Mientras tanto, es casi imposible ver a Affleck en la pantalla sin hacernos a la idea de que pronto se meterá en la piel de Bruce Wayne. De todos modos, antes del estreno de «Batman vs. Superman» (2015) aparecerá en dos películas: la prometedora «Gone girl», de David Fincher; y «Live by night», adaptación de la novela de Dennis Lehane que el propio Affleck dirigirá.
Esta es la tercera película de Furman, después de «The take» y «Culpable o inocente». En esta ocasión contó con el guión del experimentado Brian Koppelman para sostener un relato que, de todos modos, está sustentado en todo lo que irradian Affleck y Timberlake cada vez que ocupan la pantalla.
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