Crítica de «Black Snake Moan» por El País Uruguay

El buen elenco y un tema dotado de cierto poderío dramático llaman la atención en «Black Snake Moan», film dirigido por Craig Brewer y actuado por Justin Timberlake, Christina Ricci y Samuel Jackson estrenado en DVD.

Jackson es un veterano músico de «blues» que vive en una remota región de Tennessee y que conoció sus quince minutos de fama, que han quedado empero muy atrás. Cuando empieza el film el hombre se ha convertido en un decadente y un amargado, que no ha sabido superar el fracaso de su matrimonio y la infidelidad de su mujer.

Algo cambia en su vida cuando se cruza en ella una joven (Ricci) a quien el protagonista encuentra medio desnuda, tirada en una cuneta tras haber recibido una terrible paliza. De a poco irá recomponiendo la historia de esa joven víctima, prostituta y drogadicta, que carga con una historia de abuso infantil y abandono materno. En determinado momento, en la vida de la chica surgió lo que pudo ser una tabla de salvación, un joven (Justin Timberlake) cuyo carácter de esperanza se diluye cuando es llamado a filas. Tras la separación la mujer ha vuelto a caer en la prostitución y la droga. El drama del film se centra en el empeño de Jackson por empujar su recuperación.

El más que atendible resultado es el tercer largometraje del cineasta independiente Craig Brewer (36 años), quien nació en el estado de Virginia pero pasó su infancia en Memphis, Tennessee, región donde suelen transcurrir sus películas. Desde muy joven se interesó por el teatro, escribió y puso en escena obras propias, y debutó en cine con el drama The Poor and the Hungry (2000) que, al igual que sus películas posteriores, también escribió. Pero fue su siguiente largo, Hustle & Flow (2005), un drama que mezclaba hip hop y crimen, el que realmente atrajo la atención sobre él, consiguiéndole un premio en el Sundance y una candidatura al Oscar a su actor Terrence Howard.

La mejor carta de Brewer es aquí, también, su elenco. Alguien ha escrito ya que Jackson entrega su mejor actuación en años. Ha hecho tantos «duros de película» que uno se olvida del buen actor que puede ser, capaz de entregar un personaje a la vez fuerte y sensible, cuidado en el detalle y el matiz. Lo mismo ocurre con Christina Ricci, quien en su empeño en escapar de su pasado de actriz infantil y del paródico gótico de Los locos Addams ha aceptado cualquier cosa, incluyendo una moderada dosis de maldad y escándalo en Ally McBeal. Puede rendir más, y en esta película lo prueba a través de un papel bien escrito y bien concebido que sabe sacar adelante adecuadamente.

El film no es perfecto, oscila entre el fuerte impacto dramático y la ocasional rutina, y el final deriva al convencionalismo. Pero es una película a tener en cuenta, la obra de un autor joven e inquieto, de esos que resultan cada vez más necesarios en el cine.

El elenco secundario sale adelante, incluyendo a un decente Justin Timberlake como el neurótico soldado que juega un papel clave.