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Crónica: «The 20/20 Experience» World Tour, París, por Beatriz

Aunque la gira de «The 20/20 Experience» parece que pasará de largo, sin posar sus pies en España, gracias a Beatriz todos nosotros nos subimos al escenario de nuestro ídolo:

«Como si estuviera rigurosamente orquestado, nos preparamos en la despedida para despedirnos de Justin Timberlake a lo grande. Nunca olvidaré el momento en el que el está agachándose, y con todas nuestras fuerzas lanzamos la bandera española, sujeta de manera conjunta, que satisfactoriamente toca el escenario situándose a los pies de Justin. Inmortalizado quedó ese momento en nuestras mentes, cámaras y también en las de todo el mundo. Él nos hizo muestra explícita de que nos había visto tras mirarnos después de objetivar nuestra bandera».

Disfruta a continuación de la crónica del concierto de «The 20/20 Experience» en París, celebrado el 26 de abril.

JUSTIN, EL MAGNÍFICO, TIMBERLAKE

26 de abril de 2014. Las siete de la mañana. Tras hora y media ya despierta e inquieta decido por fin levantarme. Me dirijo directamente a la ventana y tras retirar la cortina aprecio con una sonrisa que Saint Denis amanece esa mañana de sábado con nubes pero con la deseada presencia del dios Febo, tan demandado y añorado por los parisinos, y por muchos que no lo somos, en esos últimos días. Durante toda la semana la presencia o no del astro había ocupado la mayor parte de mis pensamientos e incluso pesadillas convirtiéndome yo misma en una de ellas para el resto de personas que me rodeaban y sufrían de mi preocupación por la predicción meteorológica parisina para el sábado 26 de abril. Parecía que la lluvia había concedido una tregua, pero sin embargo Apolo sólo madrugó para saludar.

Me vestí, preparé la comida, revisé unas cien veces que tenía las entradas, desayuné, volví a revisar las entradas, cogí mi carpeta y ya por fin nos marchamos Christina López López y yo camino al Stade de France. A las ocho y cuarto de la mañana ya estábamos allí esperando por Cristina Fernández con quien habíamos quedado para vivir la que sería la experiencia más hermosa y profunda que jamás he sentido y vivido. Tras haber estudiado exhaustivamente el estadio la tarde anterior, nos dirigimos hacia nuestra entrada especial de Early Entry con la sorpresa de que tres chicas francesas ya yacían tiradas en el suelo cubiertas con mantas. No me lo podía creer: era la cuarta en la fila. Ese hecho significaba que el poder conseguir ese sitio céntrico soñado no era un sueño ni siquiera una posibilidad, sino que iba a convertirse en una certeza. La ilusión ya era totalmente desbordante y ni siquiera las gotas que empezaron a caer a eso de las nueve de la mañana lograron empañarla. Llovió durante toda la mañana y la intensidad de la lluvia fue creciendo tanto que nos vimos obligadas a montar una carpa circense, bautizada por la jefa de obra Christina como Villa Timberlake, e incluso a comprar unos chubasqueros en el Decathlon del otro lado del estadio para resguardarnos. Sin embargo, mientras tanto la gente comenzaba a llegar al estadio y con ella empezaron los encuentros entrañables, los debates musicales, únicos, magníficos que tienes con personas que conoces de nada pero que sientes como personas cercanas con las cuales te une un vínculo, un sentimiento de pasión compartido asombroso. Después de comer por fin dejó de llover y pudimos retirar nuestra acreditación Early Entry y disponernos ya en orden en nuestra puerta de acceso al estadio. Las inmediaciones del estadio ya se encontraban totalmente llenas de vida y de todos los que allí nos encontrábamos se desprendían una sensación de felicidad palpable. Pasaban poco más de las cinco de la tarde cuando un hombre de avanzada edad, responsable del estadio, nos explicó que íbamos a entrar de manera ordenada al estadio y que pasara lo que pasara respecto a la situación meteorológica el concierto se iba a celebrar (toda esta información llegó a mi conocimiento gracias a la bilingüe de Cris :=D ) Y efectivamente así fue: a pocos minutos pasados de la seis de la tarde, uno de los responsables del equipo de Justin nos dirigió a todos los Early Entry en fila de a uno hasta el mismo escenario. Aquellos minutos fueron largos, para mi se hicieron eternos, y podía sentir como el corazón se me aceleraba y cómo todo el cuerpo literalmente me temblaba. Según bajaba las escaleras y veía el escenario no podía creer que por fin todo era una realidad. Avanzaba ya una vez sobre la pista del estadio y no era capaz de asimilar que ese pequeño escenario central que sobresalía, aquel con el que había soñado tanto tocar, iba a ser definitivamente mi posicionamiento en el concierto. Y entonces sin procesarlo toqué la valla. «No me lo puedo creer. Nuestro lugar soñado» le dije a Cris. «Va a aparecer aquí delante» me decía internamente y me sonreía a mi misma sintiendo una mezcla a partes iguales de felicidad e incredulidad extremas. No obstante, aún había que superar más contratiempos. Emocionadas estábamos pensando en lo que íbamos a experimentar que no fuimos consciente de que en ese mientras tanto fantástico las nubes se habían vuelto a reunir buscando confabular contra nuestro sueño. Comienza a llover de nuevo, y esta vez sí a llover llegando incluso a hasta a hacer un amago de diluvio. Aún no había logrado que la humedad de la chupa vespertina hubiera desparecido de mí ser cuando de pronto ni una sola parte de mi cuerpo no estaba sino completamente empapada. Todavía eran las siete de la tarde y a pesar de que el DJ telonero no estaba programado hasta las ocho, éste salió para animar, y de que brillante manera, al público que ya se encontraba dentro del estadio. Nunca había disfrutado tanto de un telonero: Beyonce, Rihanna, el mismo Justin, Usher,… un desfile de muy buena música que amenizó de manera sobresaliente el desasosiego que el diluvio parece ser que buscaba hacernos sentir. A la fuerte lluvia caída del cielo había que empezarle a sumar las goteras que empezaron a caer desde el escenario ( la gran «ventaja» de estar en primera fila) que ya me hacían pensar si esta especie de diluvio, que ni Noé padeció tan adverso, no era sino una odisea homérica semejante a las 12 pruebas que tuvo que superar Hércules. De ser así aprobé y con matrícula pues si algo tenía claro es que todo daba absolutamente igual mientras saliera Justin. Terminó el telonero, la lluvia cesó y hasta pudimos ver el cielo abierto. Parecía que por fin la tempestad había pasado. El estadio terminó de llenarse. Y la emoción comenzaba a dispararse por completo. El momento había llegado.

Pasaban tan sólo tres minutos de las nueve de la noche, la hora marcada para el inicio del show, cuando la música del estadio se detuvo, el público chilló, mis manos temblorosas tocaron la valla, miré a mi hermana y le dije: «Ha llegado el momento» y entonces cerré los ojos sabiendo que cuando los volviera a abrir todo lo que durante 16 largos años sólo había sido un maravilloso sueño, iba a ser una realidad de ensueño. Y así comenzó la intro y con rigurosa puntualidad, digna de una profesionalidad característica de él, Justin Timberlake apareció en el escenario del Stade de France de París precedido de la proyección de su figura en la pantalla. De perfil, vestido en su traje y pajarita, ese que sólo él sabe llevar con percha y clase, Justin comenzó a entonar a capella los primeros versos de «Pusher Love Girl». «Es perfecto» fueron las primeras palabras que salieron de mi boca, pronunciadas en voz alta, mientras mis ojos se inundaban de lágrimas que fueron cayendo por mi cara, un semblante que tenía como protagonista a una sonrisa tan natural y resplandeciente que llegó a sorprenderme a mi misma por desconocida. Pero esto no era más que el principio: la canción comienza a coger forma y entonces desde el subsuelo emergen los Tennesse Kids, la BANDA, sí, banda con mayúsculas, que acompaña a Timberlake en lo que es sin lugar a dudas un espectáculo de deleite musical . Y entonces, él comenzó a acercarse poco a poco según ya nos iba conquistando con su talento, con su carisma, con su presencia, con su persona. Se puso delante de mí y no pude sino rendirme ante el hecho de que el hombre al que durante 16 años he admirado, adorado e idolatrado de manera incondicional estaba por fin delante de mí y que, tal y como esperaba, todo lo que había imaginado sobre él apenas alcanzaba la realidad. Y en ese momento puede decirse que entré en trance: en un estado paradisíaco en el cual no distinguía muy bien si aquello que estaba presenciando era real, pero sí sentía que estaba viva y que era feliz.

Justin Timberlake es de manera indiscutible uno de los mejores artistas de la industria musical del momento y de la historia de la música en su conjunto. Nadie a día de hoy tiene la capacidad ni el talento suficientes para cantar, bailar, tocar, entretener , sentir y hacer sentir la música como él lo hace. Y eso que el tiempo no se lo puso fácil. Apenas sonaba «My Love» en el estadio comenzó de nuevo a llover, inconveniente que no fue suficiente para que Justin parara su majestuoso espectáculo. Es mas se atrevió a hacer chiste de ello. De forma divertida y sencilla como es él saludó al estadio dejando bien claro a todos los allí presentes que estaba dedicado a entregar lo mejor de sí mismo sin importarle la lluvia. Una lluvia a la que le cantó el famoso «Sing it in the rain», le obligó en reiteradas ocasiones a utilizar mopas y toallas (utilizadas en varias ocasiones por él mismo entre canción y canción) para secar el suelo mojado y a pedir a sus músicos y bailarines precaución a la hora de moverse a consecuencia del agua depositada en el escenario. Hasta hacía bromas según bailaba con sus bailarines y con esa sonrisa, sin duda una de las más bonitas que he conocido, rechazaba a uno de sus operarios el ofrecimiento de un paraguas mientras cantaba y tocaba «Until the end of time» bajo la lluvia. Tampoco consiguió que Timberlake acortara la duración de su concierto a pesar de que en una ocasión un miembro de la banda le preguntara mediante gestos si quería saltar alguna canción. Justin hizo gala y de una manera sobresalientemente brillante de lo que es: un profesional. Y no sólo él, sino todo su equipo: desde los bailarines hasta los músicos, la suma de todos da como resultado una magistral pieza musical de dos horas y medias de duración que no fue si una lección magistral de calidad, elegancia y talento combinados con una sencillez y una humildad encomiables. Sí, porque lo que ya eleva a Justin a la categoría de genio es su humildad. Sus palabras que describieron su asistencia a París como una de las más alucinantes e inolvidables experiencias que nunca había experimentado así como el agradecimiento sentido a todos los asistentes de su parte y de todos sus músicos y bailarines hacen inevitable rendirse ante su virtuosa persona. Y como no podía ser de otra manera el estadio se rindió a sus pies, todos los hicimos de manera entregada. Los vítores de las 60.000 entregadas personas al unísono de «Justin» lograron que éste se emocionara por completo no pudiendo proseguir durante unos momentos con el espectáculo. Se dice que la humildad es la virtud de los más grandes, y es precisamente esta humildad sumada a su innegable talento la que convierte a Justin Timberlake en un grande, uno de los más grandes y sin lugar a dudas en el más grande para mí. Con el estadio desbordante de emoción llegamos al descanso del concierto y entonces ya también la lluvia decidió rendirse a Justin y cesar por completo. Todavía no consciente de lo que estábamos viviendo Justin reaparece en el escenario ante un público totalmente entregado y dispuesto a dar todo de sí. Su forma de cantar de manera impecable, rigurosamente en directo y realizando versiones y giros de las canciones que superan con creces la versión de estudio; su manera única e inigualable de moverse, de bailar como si fuera fácil, de seducir según se movía ( continuas eran mis alusiones a las dos Cris cada vez que se ponía a bailar de «no puedo con este hombre» o «literalmente me mata, es demasiado»); sus gestos pícaros a la vez que tímidos, su cercanía, su energía desprendida. Una de las cosas que más me maravilló es que no sólo Justin es bueno en lo que hace sino que disfruta verdaderamente con ello. No había visto nunca a ningún artista dar todo de sí mismo y estar al mismo tiempo disfrutándolo por completo. Y no quisiera menospreciar a los músicos, brillantes, divertidos, cercanos así como los bailarines en todo momento perfectamente coordinados y con una sonrisa para el público. Justin Timberlake y los Tennesse Kids forman un conjunto único perfecto que podría ser digno de definición del concepto de arte. Dos horas y media de música y arte con mayúsculas, a un nivel que no baja en ningún momento. Un cómputo de 30 canciones, dos de ellas homenaje a Elvis Presley y Michael Jackson respectivamente, conforman «La experiencia perfecta» de Timberlake. Pues sí algo debe de ser especialmente remarcado es la admirable capacidad de la que dispone Justin. No existe artista en la actualidad con la preparación necesaria para aguantar y ejecutar de manera impecable un espectáculo de música y baile de dos y horas y media de duración y con tan sólo tres álbumes de estudio ( ni siquiera Beyonce, la artista femenina más preparada de la industria en la actualidad, a la cual es la única pega que se le puede poner a su espectáculo: el no atreverse a alargar un poco más el setlist). Pero por si esto no fuera poco aún quedaba el llamado en términos circenses «el más difícil todavía». A pesar de las condiciones meteorológicas adversas, los primeros acordes de «Let the Groove get in» no echan para atrás a Justin y a los Tennesse Kids y el escenario principal se despega del suelo para sobrevolar por encima de los asistentes y acercarse hasta el final del estadio. Y es que de principio a fin la consecución del espectáculo no es sino un derroche de impecable talento y entrega con el significativo matiz de cercanía y humildad. Tras presentar a su banda, el triplete «Suit & Tie», «SexyBack», «Mirrors» suponen el colofón final de una fiesta de ensueño Pero todo final tiene que tener su broche de oro: al discurso emotivo y sincero de Justin emocionado por la experiencia y el cariño y amor vivido con todos sus fans, se suma el inolvidable momento vivido en mi persona de lanzamiento de nuestra bandera española. Como si estuviera rigurosamente orquestado (y cierto es decir que sí en mi cabeza durante años), las dos Cris y yo nos preparamos en la despedida para despedirnos de Justin a lo grande. Nunca olvidaré el momento en el que el está agachándose y con la bandera sujeta de manera conjunta, le digo a Cristina: «Ahora» y ambas con todas nuestras fuerzas lanzamos la bandera que satisfactoriamente toca el escenario situándose a los pies de Justin. Inmortalizado quedó ese momento en nuestras mentes, cámaras y también en las de todo el mundo. Él nos hizo muestra explícita de que nos había visto tras mirarnos después de objetivar nuestra bandera. Sin embargo, no voy a negar que ninguno de estos actos de genialidad y humildad de Justin me sorprenden porque Justin siempre ha sido así para mí y para todos los que le admiramos y seguimos de manera incondicional. Un artista como ninguno hay, profesional artística, musical, vocal, coreográfica, instrumental y personalmente. Justin Timberlake es dentro de la llamada por mí la Generación de los Magníficos, el más Magnífico de todos, un fuera de serie, uno entre un millón. Como yo siempre digo: es Justin.

El 26 de abril de 2014 ha marcado un antes y un después para mí: la experiencia más maravillosa jamás experimentada de haber tenido el orgullo de haber conocido y asistido al concierto de la persona a la que más admiro, adoro e idolatro con orgullo.

Todo lo que habías pensado se queda escaso, sientes pero no eres consciente de lo que estás viviendo; tan sólo sientes que tienes vida porque tu corazón palpita como nunca antes lo ha hecho, porque tu sonrisa y tus ojos empañados se desatan, los pies se mueven solos y todo tu cuerpo no responde de tus órdenes pues éste solo sigue una: la de la absoluta felicidad. Así se siente al ver a un Absoluto.

Por supuesto quisiera dar las gracias a las personas con las que he compartido este sueño, esta inolvidable experiencia. Mi querida hermana, Christina López López, Cristina Fernández ha sido un verdadero placer conocerte, a todos los chicos españoles, Sandra y Rita y especialmente también al responsable de la magnífica página web oficial de Justin en España, TimberlakeSpain.com, Víctor. Ha sido un verdadero placer poder vivir la experiencia con vosotros por todos los fans españoles que acudimos y los que no pudieron estar. Y finalmente a mis internacionales, Breona y Dani, it was a really pleasure to meet you in Paris. Thank you so much for the great experience we shared together. It was unfogettable to me. I wish you both the best! Thank you so much. Muchísimas gracias.

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Conversación con 7 comentarios...

HoneyDarkAngel

Muchas gracias a todos por vuestras palabras y sobre todo por haber leído mi soberano testamento xD

Vero me alegro muchísimo. Yo también sigo a Justin desde Nysnc, alli comenzó todo, me alegro mucho.

Ojalá todos los fans que no habeis podido verle lo hagais. Y de veras, muchas gracias por vuestras palabras.

Webmaster

Nombre en código para el próximo álbum :P

Andytimberlake

30/30 Experience??? Em??

armando

Beatriz, increíble. gracias por mostrar nuestra bandera, increíble. ojala venga a España algún dia. muy buena crónica, un abrazo muy fuerte para todos. nos vemos en the 30/30 experience

Verito

Mis amigas y yo estuvimos en Copenhague y sin duda un show espectacular! Nosotras somos fans desde los comienzos de 'N Sync y fue un orgullo estar alli,viviendo el espectaculo y viendo en q se ha convertido aquel adolescente. Sin duda su apodo de "Prince of Pop",lo tiene muy merecido.

HoneyDarkAngel

Muchísimas gracias por tus palabras Andrés.
Sí, se que durante meses y a raíz de mis pesados y continuos mensajes y videos en Facebook hiciste público tu odio hacia mí xD
Aparte ese dato, creo que mis palabras no están a la altura de tus halagos. Ha sido uno de los textos más difíciles de escribir ya que en primer lugar era totalmente subjetivo y por otro lado quería en esa subjetividad que me era imposible evitar ser totalmente exhaustiva no perder ni un solo matiz de lo que ha supuesto para mí esta experiencia. Para mí por fin poder ver a Justin en concierto y en estas condiciones (el mejor momento de su carrera en mi opinión) ha sido algo totalmente increíble; ni en mis sueños he sido capaz durante todos estos años de imaginar la situación tal como fue después en la realidad. Él superó todas mis expectativas (y eso que mi exigencia es siempre muy alta). Y es más ha sido con el paso de los días cuando he podido poco a poco ir asimilando todo lo vivido porque allí una vez salió y sobre todo se acercó disfruté muchísimo pero realmente no era consciente o más bien capaz de asimilar de que él estaba allí y de que todo era real. El mejor concierto de mi vida y una de las experiencias mas bonitas que jamás he experimentado sin duda.
Y de veras muchas gracias por tus palabras y a Victor por publicar un triste escrito mío en su magnífica página. Es un honor.

Andytimberlake

OLe Beaa, que grande que eres y qe envidia!! no sabes cuanta!!
yo soy aquel que cada dia te decía "te odio" XD
supongo qe sabras qe no te odio, solo es mucha envidia concentrada :P
ojala podamos vivir todos un acontacimiento asi, que seguro que como a ti, se marcara como un acontecimiento importante para el resto de tu vida. Felicidades por la cronica, me a gustao (y me a dado envidia como no) y un beso y un saludo.
ojala....
para la proxima si o si XD

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