Crítica «The 20/20 Experience» Shangay: Impecalbe

Mientras Robin Thicke — durante un tiempo el rey del soul blanco — se afana por llamar la atención rodeado de modelos semidesnudas y de un Pharrell en horas bajas, Justin Timberlake triunfa con un ambicioso álbum, arriesgado dado su estatus y el momento en que lo ha lanzado, y que permite celebrar también la recuperación de un Timbaland que empieza a lo grande su remontada.

En teoría, la primera entrega de dos, para completar las 20 canciones a las que alude en el título. Si es cierto, mejor que lo haya anunciado para finales de año, porque merece la pena que deje margen para asimilar en condiciones un disco denso, intenso y absorbente, que incluso se sale con la suya cuando se torna autoindulgente. Como en «Spaceship Coupe», un divertimento soul ligero que ejerce de puente entre una primera parte soberbia y un fin de fiesta impecable.

A destacar lo bien secuenciado que está el álbum y la versatilidad del tándem Timberlake-Timbaland: exquisitos en «Pusher Love Girl», canallas en «Suit & Tie», sensuales en «Don’t Hold The Wall» — cuando ves claro que Timbaland no se había entendido tan bien con alguien desde los tiempos de Aaliyah –, clásicos en «Strawberry Bubblegum» y «That Girl», reflexivos en «Mirrors» y «Tunnel Vision», festivos en «Let The Groove Get» In e introspectivos en «Blue Ocean Floor». Impecable.